sábado, 21 de julio de 2012

Intocable – Intouchables


Intocable es un tributo a la amistad. Una amistad que se da entre dos personas diametralmente opuestas: Philippe Pozzo di Borgo y Abdel Yasmin Sellou. El primero, un rico tetrapléjico que vive en una lujosa mansión parisina, y el segundo, un inmigrante de origen senegalés desempleado que hace seis meses salió de la cárcel. Todo comienza cuando Abdel es contratado por Philippe para que sea quien lo cuide. Estamos ante una historia de la vida real, contada por el mismo protagonista en un libro que lleva el mismo título.

La amistad es un proceso y requiere del tiempo y de la convivencia para llegar a consolidarse. Lo que comienza siendo un juego, termina convirtiéndose en un nuevo sentido para la vida de los personajes. Abdel asume inicialmente su tarea como algo cómico, gracioso: rompe inocentemente con las formas establecidas para el cuidado Philippe por parte de un séquito de personas que están a su servicio; y es así como llega a ganarse la confianza del aristócrata. En ocasiones, lo que necesitan las personas que se encuentran en una situación como la de Philippe es salir de la rutina en la que viven, pero se necesita de alguien con la gracia de Abdel que sea capaz de hacerlo, dado que ellas, por sí mismas, no lo harán. “Ahora me toca a mí decidir” le dice Abdel a Philippe, cuando aún le queda la tarea más importante por hacer.

Es así, entonces, como comienza un cambio radical en la vida de Philippe y de su hija. Se pasa de una cierta frustración, una cierta resignación, a un mundo de oportunidades, a un mundo en donde muchas cosas son viables, a pesar de las limitaciones. Se llega a la esperanza luego de tener una visión, en momentos, pesimista del mundo y de la vida. Lo que inicialmente era un imposible en la vida de Phillipe, poder establecer una relación sentimental con una mujer, termina siendo una posibilidad gracias a los buenos oficios de Abdel.    

Lo que sucede en Intocable tiene similitud con lo que sucede en “The Bucket List” (2007), de Rob Reiner, en donde Jack Nicholson y Morgan Freeman establecen una relación de amistad en un contexto y unas formas parecidas. Sin embargo, el gran éxito que ha tenido en Francia Intouchables, al convertirse en la segunda película francesa más exitosa de todos los tiempos (en número de espectadores) y en el tercer éxito más grande de todos los tiempos de la taquilla francesa, hacen de éste un film difícil de olvidar.

Para terminar, no quisiera dejar de mencionar el gran aporte que hace Ludovico Einaudi con la banda sonora de la película, con un estilo minimalista llega al alma del espectador.  

Una separación - Jodaeiye Nader az Simin



Asghar Farhadi nos vuelve a deleitar, luego de About Elly, con una gran película: La separación de Nader y Simin – el título iraní de la película. Ganadora del Oscar a mejor película extranjera, el Oso de oro del Berlinale de 2011 y el Globo de oro a mejor película en lengua no inglesa, “Una separación” es una película que promete bastante al espectador y que no defraudará a quien la vea.
A simple vista la película muestra el proceso de separación de Nader y Simin, una pareja de esposos que quiere salir de Irán en busca de un mejor futuro para su hija, pero cuyos planes se ven trastocados gracias a la enfermedad de Alzheimer que recién padece el padre de Nader. Ante esta eventualidad, Nader decide interrumpir el viaje y es cuando Simin decide separarse de él. Con lo dicho hasta el momento todo pareciera indicar que estamos ante un guión simple, de una historia aparentemente cotidiana; pero es allí donde aparece el talento del guionista y director. Si se pudiera hacer un símil de la película, se podría decir que es como una avalancha, una bola de nieve que a medida que va rodando –con los distintos puntos de giro que se van presentando en la película- va aumentando su tamaño, siendo al final imposible de controlar.
Los vericuetos de la historia comienzan con la llegada de una mujer, Razieh, que contrata Nader para el cuidado de su padre, y con ella una suma de eventos inesperados. Es allí cuando comienzan dos historias paralelas cada una con sus respectivos intríngulis: a la vida de Nader y Simin, se une la vida de Houjat y Razieh. Al proceso de separación de Nader se le suma su responsabilidad en el aborto involuntario de Razieh. Es una película que plantea esos dilemas morales en medio de un país con un alto referente religioso, una película que comienza con un viejo que se está muriendo, y que nos lleva al otro extremo inmediatamente, a la muerte de un niño que aun no ha nacido.
Con este dilema moral toma realce la figura de Termeh, la hija de Nader y Simin –en la vida real la hija de Farhadi-. Ante la posible responsabilidad de su padre en la muerte del niño que estaba esperando Razieh, Termeh quiere saber la verdad de lo acontecido. Y es acá cuando la bola de nieve, las mentiras sucesivas de su padre, comienza a crecer y se empiezan a complicar cada vez más las cosas, tanto con su madre –Simin-, como con Houjat y Razieh.
Termeh no es ajena a la conducta moral de sus padres, sabe que tanto su papá como su mamá no han actuado de un modo correcto y es por eso que al final la decisión será muy difícil: escoger con cuál de los dos quedarse.

lunes, 11 de junio de 2012

El Artista - The Artist






Presentar una película en blanco y negro y muda en pleno siglo XXI es una osadía. Si se tiene en cuenta que para el público de hoy deben predominar los efectos especiales, las secuencias de acción, actrices y actores con características casi sobrehumanas, “El Artista” es una clara excepción: es una pausa, un paréntesis en la historia del cine contemporáneo, ya que el espectador no va a encontrar nada de lo anterior en ella.

Exigir de los actores la actuación de un modo de hacer cine que pasó a mejor vida con la llegada del cine sonoro y que recuerda por su exigencia expresiva las épocas del Actors Studio; crear un mundo, una ambientación que nos ubica desde el comienzo en plena década de los años 20 y 30 en Hollywood, con una escenografía y un vestuario impecable, hacen de este film un tributo, un homenaje, al cine mudo y a la época.

Es la batalla entre el silencio y el sonido. Con unos pocos diálogos escritos y una música de fondo que desplaza en su totalidad a los diálogos sonoros presentes en cualquier película de las últimas décadas se logra establecer una comunicación directa con el espectador. Es una batalla, un in crescendo, desde el sonido de las cosas en el camerino de George Valentin hasta el “silencio por favor y… acción” con el que termina la película. Una batalla que gana el sonido que producen los zapatos de tap de George y Peppy en unos bailes finales y en una película que siempre traerá a la memoria, inevitablemente, a Gene Kelly y Debbie Reynolds en “Singin’ in the rain”, con marcadas diferencias.

El guión con el que se ha realizado “El Artista” lleva también a esos lugares oscuros del alma del artista, a esos momentos de desesperación y de crisis ante las demandas de una sociedad de consumo que piensa más en su satisfacción personal, en la rentabilidad, que en la vida de las personas, y que desafortunadamente se ha llevado a muchos de este mundo ante el olvido de sus gestas heroicas por amor al arte. Es la tozudez, es la perseverancia, es ese no renunciar a un ideal, a todo aquello que le da sentido a la vida, lo que quiere resaltar Hazanavicius con un guión de su propia autoría. En donde también queda claro que es gracias al amor y a la amistad incondicional de personas, como en este caso, de Peppy Miller, que se puede salir, aún en medio de la noche más oscura, de una de esas encrucijadas del alma.

No es de asombrarse entonces que esta haya sido la gran ganadora de los Premios Oscar en su versión número 84. Una película que seguramente pasará a la historia como uno de esos grandes aportes a la historia de la cinematografía y que difícilmente se olvidará.